UNA IGLESIA REFORMADA

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UNA IGLESIA REFORMADA
Rev. Matt Powell

¿QUÉ ES UNA IGLESIA REFORMADA?

Una iglesia reformada es una iglesia que sigue los pasos de la reforma protestante enseñando la soberanía de Dios sobre todas las cosas—incluyendo nuestra salvación, el perdón de pecados por la gracia gratuita de Dios, la centralidad de la obra del Espíritu a través de la iglesia en el plan de Dios para la salvación de la raza humana—y la supremacía de la Biblia como nuestra única guía y autoridad infalible.

Debido a que creemos que las Escrituras son la autoridad infalible para la fe y práctica de la iglesia, la enseñanza de la Escritura forma el centro de nuestra adoración y de la vida de nuestra iglesia. No predicamos las opiniones de los hombres. Creemos que la adoración a Dios no es tiempo para un programa de entretenimiento, o para un discurso de motivación personal, o para una conferencia universitaria; es el momento para la proclamación pública del evangelio de Jesucristo y la formación de discípulos para Cristo.

Debido a que creemos que la iglesia juega un rol central en la obra del Espíritu para la propagación de la fe salvadora en Cristo en todo el mundo, seguimos cuidadosamente la enseñanza de la Escritura con respecto a cómo debe funcionar una iglesia y qué debe hacer. Creemos en la importancia de un gobierno eclesiástico saludable, para que tanto nuestros líderes como los miembros de nuestra congregación rindan cuentas unos a otros, siendo responsables unos por otros; y porque creemos que la iglesia de Cristo debe estar unificada, pertenecemos a una denominación para que podamos trabajar junto con otros cristianos en otros lugares tanto como sea posible, manteniéndonos fieles a nuestras convicciones.

Enseñamos la teología del pacto que es la creencia de que Dios actúa con la raza humana a través de un pacto. Dios instituyó el pacto de gracia con Su pueblo después que la raza humana cayó en pecado a través de Adán. En ese pacto Dios prometió un Salvador que liberaría a Su pueblo de la ruina y destrucción del pecado, y esto lo ha hecho a través de Jesucristo. Dios siempre ha tenido un pueblo visible en la tierra que se conoce como Su “pueblo del pacto”, porque Dios preserva el conocimiento de Su pacto en ese pueblo. Antes de Cristo, ese pueblo era la nación de Israel; después de Cristo, es la iglesia porque el derramamiento del Espíritu Santo transforma a Israel en el cuerpo espiritual que Dios siempre quiso que fuese, y porque el Israel nacional fue rechazado ya que ellos rechazaron al Mesías.

Bautizamos a los bebés como también a los adultos, ya que las Escrituras enseñan que el bautismo es la señal de la membresía en el pueblo del pacto de Dios, y los niños son miembros del pueblo del pacto tal como sus padres lo son. Pero la salvación solamente se efectúa por medio de la fe verdadera, no meramente por una membresía externa en la iglesia o por la simple administración de los sacramentos. Los sacramentos son enseñanzas visibles de la gracia de Dios, y esta gracia de Dios nos promete que si creemos verdaderamente en el evangelio, las bendiciones que los sacramentos representan para nosotros serán verdaderamente nuestras. Esto está en contraste con la Iglesia Católica Romana que, mientras que ellos también bautizan bebés, lo hacen por razones completamente diferentes, creyendo que el sacramento mismo, sin la presencia de la fe, quita los pecados del infante.
Creemos que el Espíritu de Dios actúa a través de la iglesia para realizar el trabajo para el cual la iglesia fue creada: la propagación del evangelio en todo el mundo y el entrenamiento de discípulos. Las Escrituras enseñan que el arrepentimiento del pecado es un aspecto esencial de la salvación. Por lo tanto, promovemos y enseñamos la aplicación de principios escriturales a cada área de nuestras vidas, incluyendo nuestras familias, nuestras vidas vocacionales, nuestros deberes como ciudadanos, nuestro entretenimiento y el cuidado de nuestros cuerpos. Dios creó a Adán para tener dominio: para ser un administrador sabio de toda la creación. Aunque Adán fracasó en esa tarea, Cristo vino para restaurarnos a esa tarea, y por lo tanto el evangelio se aplica a todo lo que hacemos en nuestras vidas. Las Escrituras nos enseñan que esta tarea se lleva a cabo de la mejor manera mediante el establecimiento de un comunidad centrada en Cristo que busca fomentar un verdadero compañerismo con los demás, amorosamente edificándonos unos a otros en la verdad y rindiendo cuentas unos a otros cuando es necesario.

Nuestra iglesia reformada, afiliada a la Iglesia Reformada en los Estados Unidos (RCUS), se adhiere a los tres credos conocidos como los Tres Documentos de Unidad: el Catecismo de Heidelberg, la Confesión Belga y los Cánones de Dort. Estas confesiones no reemplazan a las Escrituras y ni siquiera la suplementan. Ellas representan nuestro entendimiento consensuado de lo que las Escrituras enseñan, debido a que incluso el diablo cita la Escritura para sus fines perversos.

Las iglesias reformadas de hoy siguen los pasos de estos creyentes que fueron bendecidos por Dios para preservar la doctrina verdadera frente a una severa oposición y persecución por la iglesia medieval corrupta. Creemos que las Escrituras son nuestra única guía y autoridad infalible para todo lo que hacemos en la iglesia y en nuestras vidas. Buscamos ser fieles al mandato de Cristo de predicar el evangelio y hacer discípulos de todas las naciones.